Los juguetes circenses como los dragonflows, alas de hada o poi no son solo objetos para jugar: son herramientas para explorar el cuerpo, la presencia y la conexión con el movimiento.
Su filosofía se basa en el fluir: dejar que el cuerpo guíe al objeto y no al revés.
Practicarlos invita a encontrar calma, ritmo y libertad, sin competencia ni meta fija. Cada persona encuentra su propio estilo, su propia danza.
Jugar es aprender, y aprender es también descubrirse.

